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lunes, 30 de diciembre de 2013

Un vaivén.

Antes cumplir años me hacía una ilusión inmensa. Y, de repente, se ha convertido en algo aterrador. Esa es la señal de que ya las cosas van cambiando porque es imposible seguir pensando como una chica de 17 años muerta por cumplir los 18.
Eso de que a partir del 1 de enero todo cambia, es mentira. Nuestra vida sigue exactamente igual. De hecho, a mí siempre me cuesta escribir correctamente la fecha actualizada cuando comienza un año nuevo, pues no soy consciente de que hemos dejado uno atrás. 
Eso de que vamos a cumplir todos los propósitos para el próximo año, es una pantomima. Hace mucho tiempo que descubrí que es una tradición estúpida y superficial. Por mucho que escriba en un papel "este año voy a ponerme las pilas y voy a hacer deporte" no lo voy a cumplir. Yo no escribo listas de propósitos de año nuevo. Yo me marco metas a corto y largo plazo todo el tiempo y durante todo el año. Fracaso en muchas ocasiones, pero esos fracasos no se quedan olvidados en un papel.
Eso de que las cosas son blancas o negras, es una broma. Este año más que nunca, me ha quedado muy claro que los matices grises existen y, además, son necesarios (aunque no siempre). He aprendido que el que saca sobresalientes de 10 no tiene por qué ser más listo que el que saca notables de 7, pues cada persona es un universo. Que mi isla es maravillosa. Que los detalles siempre cuentan. Que hay que descuidar ciertas cosas para vivir otras porque no soy superman. Que no soy tan inocente como creía. Que hay personas que pueden llegar a conocerme mejor que las que llevan acompañándome toda la vida, pero el abrazo de los de siempre reconforta más que nada. Que el amor es muy, muy relativo. Que el baile es puro sexo. Que una mirada puede arrebatármelo todo. Que la confianza se puede volver a recuperar. Que siempre alguien va a decepcionarme. Que el dinero es más importante de lo que pensaba. Que la moda no es una cuestión de "hacerse la guay", sino de expresar lo que sientes. Que tengo que volver a Sevilla y en la misma compañía (más el que se quiera apuntar). Que Zamora se ha convertido en otro hogar (precioso además). Que la amistad es demasiado valiosa como para jugar con ella. Que los reencuentros son como las duchas de agua caliente que te das al final de un día lluvioso, frío y nublado. Que Salamanca no decepciona. Que el mar es vital para mí. Que el color verde es esencial. Que el sol me lo da todo. Que el orgullo me roba muchos momentos. Que ser bajita no es tan malo. Que un día en El Roque de Los Muchachos es un suspiro de alivio. Que los jóvenes, aunque andamos muy perdidos, somos más decentes que muchos adultos. Que ver películas de dibujos animados no significa que no haya madurado. Que siempre hay que llevar el DNI encima. Que saltar al vacío de vez en cuando tiene que ser como esas decisiones que no se piensan dos veces pero que, en realidad, son las más acertadas. Que la luna llena siempre le da el toque especial a las experiencias. Que los tacones, por muy bonitos que sean, son un invento de tortura. Que hay cosas que es mejor no preguntar porque la respuesta puede ser como una bomba nuclear. Que hay cosas que sí hay que preguntar. Que no hay persona que me importe más en este mundo que mi madre. Que las luces más bonitas no son las que produce una bombilla. Que los amaneceres improvisados son los mejores. Que las palabras más sencillas son las que más llegan. Que las guarrerías molan. Que mis ideas no son fijas. Que la navidad ya no tiene el mismo significado. Que un monólogo de dos horas es la mejor terapia que puede existir. Que los sentimientos se demuestran. Que las mujeres con curvas tienen el poder…
También he aprendido a valorar los momentos en soledad escuchando música. Sin el cosquilleo que me producen sería más difícil llevar bien la vida. A escribir con deseo. A saborear bien un plato de cocido. A necesitar ver películas en compañía. A llorar como vía de escape. A reír hasta quedarme sin respiración. A sorprenderme una y otra vez de Madrid. A abrazar sin decir nada. A pedir ayuda. A expresar un poco más lo que pienso. A querer (me) más. A agrandar el corazón para que pueda entrar más gente…
He aprendido que los mejores momentos de la vida son aquellos en los que no hay que hablar. La comunicación está en otras cosas. En los roces de pestañas; en el calor de una manta; en la lectura; en los regalos; en el contacto de los pies con la arena; en las risas; en las cosquillas que te hace el agua del mar, fría y cristalina; en el inconfundible abrazo de una madre y sus ojos protectores que dicen "nunca dejes a nadie merecer tu dolor"; en ese coche aventurero que sólo sabe traer buenas experiencias; en las comidas "poco sanas" y rápidas que nos unen una y otra vez; en los bailes nocturnos y diurnos; en las copas de alcohol; en el sonido de las olas; en el frescor que produce respirar aire puro y rodeada de un buen ambiente; en la piel brillante y tostada por el sol; en la comodidad de mi cama; en las canciones que aluden lugares y sensaciones... 
Y al final, he aprendido a no definirme, pues no siempre soy la misma. Pero qué aburrido sería si lo fuera. Ya sabemos que todo ahora es un constante vaivén y hay que ir a juego con la vida. Si no, estamos perdidos.


A cumplir años…


Feliz 2014

Rica. C


martes, 19 de noviembre de 2013

Explode.


Hoy he derramado esas lágrimas,
porque la vida es demasiado complicada
como para mantener el tipo todo el tiempo.

Rica. C

viernes, 15 de noviembre de 2013

La ducha espera.

Ante el ejercicio cotidiano de quitarse la ropa antes de darse una ducha,
ese día se quedó observando detenidamente su esbelta pero ancha figura.
Allí permaneció alrededor de quince minutos, evaluándose a sí misma
al natural, tal y como llegó al mundo por primera vez.
El abrigo, que la protege del frío, yace ahora en el suelo, como
quién desprecia y rechaza los obstáculos.
Sus botas, que dificultan el contacto de la planta de sus pies con la textura del parqué,
quedan en una esquina, acompañándose ambas en su soledad.
Comienza por bajarse la cremallera de sus vaqueros, quedando al descubierto
los dibujos que forman el encaje de su ropa interior inferior y, en un instante,
los pantalones vuelan recorriendo la habitación hasta quedar olvidados encima de la cama.
La yema de sus dedos rozan la piel de su abdomen mientras se quita el viejo jersey de
rombos que heredó de su padre y que, con delicadeza, cuelga del perchero.
En este momento, el helado ambiente de esas cuatro paredes comienza a hacer música
por toda su silueta. Con un hábil movimiento de manos, su conjuntado sostén deja de trabajar e inmediatamente sus hermosos pechos caen como cuando se abre el telón de una obra de teatro para disfrutar en directo de todas las letras que forman la palabra arte. Y, sin apenas esforzarse en ello, su trasero, que completa la armonía de curvas que conforma el conjunto de ella misma, junto con la fuente de placer femenino por excelencia, quedaban mostrados ante el observador más sincero que, posiblemente, pueda existir. Allí estaban ambos. El espejo y ella, con miradas arrebatadoras.
¿Qué ocurre en ese preciso segundo? ¿Qué pasa cuando no hay nadie más que ella ante su
propia persona, desnuda por dentro y por fuera?
Esa semana había decidido no llevar una sola gota de maquillaje en su pálido y alargado rostro.
Fue su forma de empezar a evitar las superficialidades de todo lo que le rodea. Quiso dejar
constancia de que, para volver a recordar quién era de verdad, debía empezar por mostrarse
ante el mundo sin protecciones, sin vacilaciones, sin etiquetas.
No obstante, no tardó en darse cuenta de que los cambios siempre provienen de procesos internos.
Y hasta que no empezó a ser coherente consigo misma, esos cambios no comenzaron a tocar
la realidad.
Sí, allí estaba ella. Observando la mujer en que se había convertido, dejando atrás toda esa
pirámide o cadena de procesos infernales de la pubertad, pero esenciales para entender la propia
vida.
Sí, allí se encontraba ella. Pensando que algún día alguien amará su marcado retrato centímetro
a centímetro, pero que primero tendría que lograr ser ella quién se ame en primera y última
instancia todos y cada uno de sus días.
Sin recelos, sin envidias, con humildad y modestia, tomó esta práctica por costumbre con el amago de dedicar unos minutos al día para admirarse retratada, pura, natural y con la gracia de su sonrisa.
Ahora sí, la ducha espera.

Rica. C


Nota: por experiencia de alguien que conozco, esto va dedicado a todas las mujeres del planeta.








lunes, 4 de noviembre de 2013

Sin (con) vértigo

Caíste,
era inevitable.
La ineludible tentación,
las agudas ganas,
la venenosa adrenalina
y la seductora altura,
no están ahí porque sí.

Estás cayendo,
da miedo, aterra,
pero qué placentero es.
¿Cómo puede ser tan maravilloso
hacer figuras en el aire?

Sigues cayendo,
el cielo está despejado, hace sol
y la brisa en la cara es
como un fuerte sedante.
Quizás, la mejor droga que existe.

Pero sigues cayendo,
las grises y tristes nubes rompen la armonía,
ahora son más fuertes que la pasión
de los mudos atardeceres que,
cualquiera desearía volver a admirar
pero desvanecidos se quedaron en el tiempo.

Y caes,
era inevitable.
La velocidad era muy alta y
tú cada vez más vulnerable ante
la presión del aire al precipitarte.

Caíste,
y duele.
Duele porque quisieras seguir cayendo,
aunque sabes bien que antes de volver a
caer, te lo pensarías dos veces.
Ya no hay nada más, sólo suelo.
Sólo tú.

Rica. C



martes, 29 de octubre de 2013

Mátame

Mátame. No te cortes. 
Besa cada rincón de mi cuerpo.
Acaricia con tus dedos cada centímetro de mi piel. 
Memoriza mis imperfecciones.
Muérdeme.
Aráñame lo suficiente como para hacerme enloquecer.
Desnúdame, rápido o lento, da lo mismo. 
Muéstrame ante ti.
Alaba mi silueta. 
Admira la curvatura de mi cintura, hecha expresamente para sentirme sexy cuando estoy contigo.
Agárrame.
Siénteme cerca. 
Apréndete la forma de mis labios.
Adultérame, dime guarradas.
Domíname.
Despéiname. Me siento más guapa así a tu lado.
Házmelo salvajemente, como si te murieras de ganas una y otra vez.
Déjame sin aliento y luego dame de beber.
Mátame. No te cortes. Ya sabes cómo hacerlo.


Encárgate de todo esto, que ya hago yo el resto.

Rica. C


martes, 22 de octubre de 2013

Desequilibrios agridulces.

Y, cuando aparece. Plenitud.
Desajuste de esquemas.
Vuelta al comienzo de las
sonrisas y el deseo.

Rica. C

domingo, 20 de octubre de 2013

Noches, queridas noches.

¿Y quién me quitará a mí esas noches de creatividad?
Noches en las que puedo convertirme en cualquier persona 
con sólo cerrar los ojos erizándose cada poro de mi piel 
al escuchar una buena canción.
Noches en las que mi cuerpo entra en un estado de relajación
personal y mi mente se activa como si me echara agua fría en la cara.
Bendita esa activación, bendita perfección es la imaginación.
Qué bonito es todo eso que sale de nosotros, convertido en
cosquillas en las costillas haciéndolas bailar al ritmo de la risa.
Qué hermosas las frustraciones ante la indecisión, y qué genial es 
cuándo las palabras adecuadas vienen solas, sin tener que llamarlas.

Mis noches frustradas son demasiadas. Pero, ¿qué aburrido sería
si todas las noches fueran estupendas, no?

Rica. C



miércoles, 16 de octubre de 2013

De a poquitos.

¿Recuerdas cuándo nada nos parecía imposible? El mundo era pequeño y nosotros gigantes, o eso queríamos creer.
¿Recuerdas cuándo éramos estrellas que hasta de día encandilaban sin apenas pretenderlo? Los colores más hermosos que de noche se mezclaban y eran la envidia de todos.
¿Recuerdas cuándo decía que volaba sin tener alas? Posiblemente vuelos tan maravillosos que ni las aves más aventureras conozcan.
Yo sí recuerdo querer arrasar con todo lo que obstaculizaba mi camino. Recuerdo ser pura emoción y adrenalina. Yo, yo misma y yo. Recuerdo explotarme al máximo. Energía. Pasión. Siempre pisando rosas al andar. Haciendo bailar mi pelo sin necesitar el viento. Rompiendo todo y nada. Poniéndome guapa, fea y viceversa. Conociendo con sonrisas. Llorando en silencio. Fotografiando momentos y navegando única y exclusivamente con música. Haciendo del tiempo libre instantes felices en soledad. Creando. Imaginando. Conociendo (me). Investigando la curvatura de las letras y su elegancia al leer. Coleccionando sonidos y voces curativas. Dando besos porque sí y repartiendo abrazos porque no. Corriendo en mi interior para ser siempre la primera que cruce la meta. Aislándome de forma sana. Físicamente siendo mujer y mentalmente niña. Estando ocupada siempre y libre para mí. Asistiendo cada día a mis citas con la ducha para dar los mejores conciertos jamás vistos, o simplemente para tomar decisiones.

Todo esto que ves son pasos que voy dando. Más pequeños o más grandes dependiendo de mi estado de ánimo. Quizás sea cierto eso de "no intentes abarcar más de lo que puedas manejar". Ni siquiera sé si me conozco o si me conocen. Es posible que siga haciendo todo aquello que recuerdo sin darme cuenta, o es que sin darme cuenta lo iré haciendo con el tiempo. Eso sí, siempre "de a poquitos".

Rica. C




domingo, 13 de octubre de 2013

No es cuestión de empezar, es cuestión de continuar.

¿Qué pasa cuándo sientes que hasta las
paredes se mueven más que tú?
¿Qué ocurre cuándo no se siente pasión por nada
que te haga levantarte cada mañana con una sonrisa?
¿Decidiste tirar la toalla?
¿Quisiste desentenderte hasta de quién eres?
¿Conoces esa incomprensible sensación de estar
perdido como barco a la deriva?
¿Reconoces qué anhelan tus sentidos?

Rica. C

miércoles, 3 de abril de 2013

Experiencias de reyes.

El viernes 15 de febrero de 2013 mi primo y yo decidimos alquilar un coche en Madrid para visitar a nuestra tía en Huerta de Rey (Burgos). Y creo que es una de las mejores experiencias que he vivido.
Un fin de semana de relajación, de disfrutar de la tranquilidad de un pueblo pequeño, pero lleno de hermosura y de sabor. 
Allí sentí cosas que no había sentido nunca. Sentí que yo era de allí sin haber estado jamás y sin duda ese sentimiento de pertenencia me hacía la persona más feliz del mundo.

Está claro que tengo que volver a este paraíso. Pertenezco al pueblo con los nombres más raros de España.

Hice muchas fotos en Huerta de Rey y toda la galería está colgada en mi perfil de FLICKR, visítalo. (http://www.flickr.com/photos/cynthiarica/sets/72157632818367780/)
Aquí les va un aperitivo:



Cynthia ☼

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Fabricando nuevas ideas.

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