Florecí. Me hice más mujer. Descubrí otra yo detrás de cada corte de pelo. Me hundí. Estuve sola. Tuve miedo. Lloré. Peleé conmigo misma. Me machaqué. Sobrepensé*. Sacrifiqué sonrisas. Abrumé angustia. Volé. Viajé. Coventry, Madrid y Barcelona me cambiaron por dentro y por fuera. Aprendí el significado de la palabra valentía. Me cuidé. Fabriqué rutinas. Me quise. Mucho. Me valoré. Mucho. Maduré. Mucho. Contesté aquel mensaje. Enterré vínculos. Me enfrenté y llegó la calma. Libertad. Sentí que podía comerme el mundo. Pude. Plenitud. Y sigo sintiendo que puedo. He sido tan feliz que soy incapaz, -a pesar de escribir tanto y de estudiar lo que estudio-, de expresar con tinta y papel o con teclas y pantalla tanto amor.
Hoy, un poco tarde, despido así el 2015.