Si me preguntan qué
entiendo por cine tendría que tumbarme en el sofá y meditar
detenidamente sobre ello para dar una respuesta merecedora de
semejante pregunta. Porque, ¿qué es el cine? Es como si me
preguntaran qué es la vida. Es más, estoy segura de que no hay una
definición exacta de cine. Cada persona lo entiende de forma
diferente. Cada uno de nosotros siente y percibe todo lo que le rodea
con una perspectiva única e irrepetible. Por ello, el cine no se
puede determinar como una proposición fija, clara y nítida. La
subjetividad en este caso, es la aliada del cine.
¿Acaso no es mágico
que con una proyección se pueda llegar a multitud de personas y no
de igual manera? En la diversidad está la riqueza, la fuente del
aprendizaje, la amplitud de la mente, la invención y la imaginación
como motores para crear y descubrir.
Ante la reflexión
sobre el cine cabe siempre la siguiente pregunta: ¿Qué o quién
hizo que una novedad técnica y científica se convirtiera en
espectáculo y posteriormente en arte?
Para dar con una
respuesta tendría que adentrarme en la historia del cine y toda su
evolución. Un campo cultural apasionante por la lógica necesidad de
animar las fotografías estáticas para retratar la realidad en
movimiento en un contexto histórico en el que todo esto se percibía
como una novedad absoluta y llena de magia.
Magia. Sí, eso es.
El cine es magia. Y no sólo para el espectador que únicamente
evalúa el resultado sin antes conocer el proceso del proyecto
cinematográfico. También es magia para el productor, el director,
el realizador, el actor...
Ambas partes lo
viven de forma intensa, sintiendo por cada poro de su piel el efecto,
la secuencia, la luz, el mecanismo, los personajes, la acción, el
objetivo, el movimiento, el sonido, la imagen, las palabras, la
gestualización, los planos, la escena, el montaje, la fantasía, las
historias, el guión, la vida...
Porque se inventó
un lenguaje y una forma de narrar completamente diferente de todo lo
conocido hasta entonces. De tal forma que ya no sólo se podía
admirar una imagen fija en un momento exacto y en un contexto
determinado. Ahora la gente ya podía verse reflejada en la pantalla
como un espejo. El cine es un espejo para nosotros. Nos da a
conocer, nos representa. Nos sentimos partícipes de una película y
sin salir en ella.
Mi visión del cine
es de tendencia positiva. No quiero centrarme en sus rasgos
negativos. Considero que a todo lo que sea arte hay que sacarle
partido. Hay que exprimir toda su esencia, su potencial. Sus
caracteres beneficiosos que nos ayudan a comprender más el mundo, a
estar en armonía con el universo, al bienestar con uno mismo.
La ilusión del
movimiento aún nos sigue fascinando. Y, personalmente, aún me
parece increíble poder ver una película. Una historia. Veraz o
irreal. Una serie de momentos que, sabemos, podrían ocurrir. Y
aunque sepamos que no es así, nos gusta evadirnos de nuestra propia
realidad para ser otros por unas horas, para viajar mentalmente mucho
más allá de lo que físicamente podemos alcanzar. Para ser
inmortales, invencibles, o vividores de un cuento sin final, o con
final feliz.
El cine es cambio.
Muchas son las veces que he ido a ver una película y salgo muy
distinta a como entré. Porque el cine es capaz de modificar nuestra
percepción del mundo, hacer que tomemos una decisión que teníamos
pendiente, confesar nuestro amor por alguien, leer un libro, desear
aprender sobre algo en particular, querer ir a eclipsarse con una
puesta de sol o simplemente ir a tomar un café al bar de en frente.
Quizás la clave del
cine no es lo que digan las películas, sino como lo dicen. La forma
cinematográfica. Aquí entra en acción un conglomerado de elementos
que en conjunto, hacen cine: la interpretación,
la mirada, las palabras, la puesta en escena, los lugares, la música,
los gestos, la rutina y al mismo tiempo, la espontaneidad.
Todo depende de como
recibamos el mensaje, para interpretarlo desde una perspectiva u
otra.
Es irónico que esté
haciendo un trabajo sobre cine y no realice algo visual. Sin embargo,
me apetecía probar con algo diferente. Esta opinión sobre cine es
muy personal, y si alguien la escucha, no quiero que haya imágenes
que transfieran datos en relación a mis palabras. Quiero que sea el
propio lector quien le ponga imágenes.
El cine. ¿Qué es?
Es algo tan complejo y tan simple al mismo tiempo. Si tengo que
hablar de cine, me centraría solamente en lo que este me hace
sentir, lo que despierta en mí.
Empatía, situación,
arte, expresión, entusiasmo, intriga, felicidad, tranquilidad,
terror, tensión, sensibilidad, inquietud, alegría, esperanza,
tristeza, soledad, satisfacción...
El cine es
imprevisible y sorprendente, llamativo, espectacular. El cine hace
que me alegre por mi existencia y por lo que tengo aquí. El cine es
vida.
Me ha llamado mucho
la atención un fragmento de la primera crítica de cine: “Cuando
los aparatos sean de público dominio, cuando todos puedan
fotografiar a los seres queridos no ya en forma inmóvil, sino en el
movimiento de la acción de sus gestos familiares y con las palabras
a flor de labios, la muerte cesará de ser absoluta.”
Trabajo realizado por Cynthia Rica Gómez de Doble Grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual para la clase de Comunicación
Audiovisual, Alejandra Val.
1 comentario:
Me encantó!!
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